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No se quede en Blanco

La situación es simple: en el momento en que entra al salón dos sujetos a cuatro metros de distancia se paran frente a la víctima, en el suelo tienen dos cuchillos, mientras que frente a la víctima hay un bastón.
A su espalda sólo está la pared. No hay señales, simplemente la orden de reaccionar al gesto de ataque de los agresores, tomar el arma y correr hacia el otro lado del salón. Todo dura tres segundos, el tiempo promedio que tarda un enfrentamiento real en la calle.

Los resultados muestran lo siguiente:

  • 30% de las personas corren en dirección contraria a la salida , hacia la pared - quedando arrinconadas.
  • 30% se congela y no logra emprender acción.
  • 20% al tratar de recoger el arma del piso se cae.
  • 10% logra tomar el arma pero no corre hacia ningún lugar.
  • 9% corre hacia los agresores y no hacia la salida dejando el arma tras de ella.
  • 1% logra efectivamente salir del lugar.

    Las cifras, aunque genéricas, indican algo interesante: el 99% de las personas normales no están acostumbradas a reaccionar efectivamente frente a escenarios violentos. Esto no pasaría de un dato curioso si no fuera por las cifras que le presentamos a continuación:

    A la vuelta de la esquina
    Territorio Nacional, enero -mayo de 2003: 12848 lesiones personales, 3506 homicidios.
    Sólo en Caracas ocurrieron 695 asesinatos y 943 personas resultaron heridas en diversos delitos entre enero y abril, según cifras de Policía Metropolitana.
    Las muertes por atraco, violaciones y lesiones personales tendieron a incrementarse en lo que va de año, los que nos dice que el venezolano aplica, padece y se expone a la violencia de forma más recurrente que en años anteriores.
De hecho, Venezuela ocupa el sexto lugar entre los pa’ses más violentos del mundo. La violencia comenzó a formar parte de una realidad desde hace ya algunos años. A nuestra manera de ver, comenzar a pensar que enfrentarse a escenarios violentos es una posibilidad, es una de las primeras prioridades para el que sienta que estas cifras lo aluden y debe garantizar su seguridad de alguna forma. Si este es su caso, le adelantamos un primer consejo.

Haga un plan, aunque sea chucuto


Nadie espera encontrarse frente a escenarios violentos. Cuando usted sale a la calle lo hace para ir al trabajo, a su casa, a buscar a los niños o a clases, no a encontrar agresores.

Precisamente, por no esperar estas situaciones cuando nos encontramos en ellas la sorpresa nos hace quedarnos totalmente en blanco, permitiendo que la violencia nos sorprenda. La mayoría de las veces las personas reaccionan de formas similares a las cifras que les comentamos inicialmente.

Lo que hace que el 99% de las personas no logren ejecutar una acción medianamente efectiva se debe, entre otras cosas, a que esperan que la situación se complique - los agresores arremetan contra ella - para pensar en lo que van a hacer.

Un lapso de tiempo menor a dos segundos es bastante largo para ejecutar una acción; defenderse, tratar de evadir, etc. Pero realmente muy poco para pensar y actuar y es aqu’ donde la mayoría de las víctimas de la violencia falla.

Frente a escenarios que escalan violencia la capacidad de razonar disminuye exponencialmente en relación al incremento de la tensión del escenario. Es decir, a medida que el ataque comienza a ser una realidad vamos perdiendo la capacidad de tomar decisiones.

Esto se debe a que la zona del cerebro que toma el control es la que regula las emociones y la memoria, y sólo es capaz de activar cambios fisiológicos necesarios para enfrentar al organismo al peligro y desempeñar acciones rápidas. El Neocortex, o la parte pensante del cerebro, cede el mando al Sistema Límbico.

Si en el momento en que comienza la violencia no hemos tomado una decisión previa de cómo actuar, el Sistema Límbico echará mano de lo que hayamos aprendido previamente
- correr hacia donde no es, arremeter sin sentido o paralizarnos, por ejemplo- precipitando el desenlace violento en vez de frustrarlo.

Así pues, frente a escenarios que se presentan potencialmente violentos es necesario decidir qué se va a hacer antes que llegue el momento del desenlace. Hacia dónde va a correr, quee va a decir para desviar la atención del agresor, cómo puede atacar, etc. De manera que llegado el momento sólo le quede actuar segœn el plan que haya trazado.

No se trata de hacer grandes planes - Áno tendrá mucha cabeza para hacerlosÁ - sino simplemente tomar decisiones sencillas. Cuando le preguntamos al 1% de las personas qué hicieron para superar el ejercicio que le comentamos, nos respondieron que simplemente decidieron hacia dónde correr antes de que los agresores atacaran.

La capacidad de trazar planes es una habilidad que se pierde conforme pasa el tiempo en escenarios violentos. Imagine que es un reloj de arena y cada grano que cae es una idea posible. Aproveechelos, haga un plan -aunque sea chucuto - y no deje que lo sorprendan
.

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